Desde la entrada en vigor del Real Decreto-ley 8/2019, el registro diario de la jornada laboral es obligatorio para todas las empresas en España, independientemente de su tamaño o sector. Este registro debe incluir la hora de inicio y fin de la jornada, así como las pausas realizadas, y debe conservarse durante al menos cuatro años. El incumplimiento de esta normativa puede acarrear sanciones económicas significativas y otros problemas legales.​

No mantener un control horario actualizado puede tener diversas consecuencias para las empresas. En primer lugar, la Inspección de Trabajo puede imponer sanciones económicas que varían según la gravedad de la infracción. Además, la falta de un registro adecuado puede generar conflictos laborales, ya que los empleados pueden reclamar horas extras no registradas o impagadas. También puede afectar la reputación de la empresa, al percibirse una falta de transparencia y cumplimiento de la normativa laboral.​

Tipos de sanciones por incumplimiento

Las sanciones por no llevar un control horario actualizado se clasifican en tres niveles:​

  • Infracciones leves: multas de 60 a 625 euros, por ejemplo, por no informar a los empleados sobre sus horarios o no facilitar los registros cuando se soliciten.​
  • Infracciones graves: multas de 626 a 6.250 euros, como no registrar correctamente las horas trabajadas o no remunerar las horas extra.​
  • Infracciones muy graves: multas de hasta 187.515 euros, en casos como la manipulación de registros o la reiteración de infracciones.​

Es importante destacar que, con las reformas previstas para 2025, las sanciones por no llevar un control horario actualizado van a endurecerse. A diferencia de ahora, las multas no se aplicarán de forma general, sino por cada trabajador afectado. Esto significa que, si hay varios empleados sin el registro al día, la sanción se multiplicará. La cifra puede llegar hasta los 10.000 euros por persona, lo que convierte un descuido administrativo en un problema serio.

A partir de 2025, se exige que el control horario actualizado sea digital, eliminando la validez de métodos manuales como registros en papel. La idea detrás de esta medida es clara: asegurar que el control horario no sea solo un trámite, sino una práctica real y comprobable.

Además, los sistemas deberán permitir el acceso remoto a la Inspección de Trabajo, facilitando la supervisión y detección de irregularidades.

Implicaciones legales y laborales

La falta de un control horario actualizado no solo puede acabar en una multa. También puede complicarte la vida legalmente. Las sanciones por no llevar un control horario actualizado no son el único problema. También están los conflictos internos. Si no hay una base clara de cuánto trabaja cada persona, empiezan las dudas y los malentendidos. Y eso desgasta.

Por eso, tener un registro bien hecho no es solo una obligación legal. Es una forma de proteger el día a día de la empresa. Ayuda a que todo esté claro, evita líos y permite tomar decisiones con datos. Además, si el sistema es digital, todo va más rápido: puedes consultar horarios, justificar horas extra o resolver cualquier incidencia en un momento.

En resumen: las sanciones por no llevar un control horario actualizado pueden doler al bolsillo, pero el verdadero problema es todo lo que viene detrás. Lo que no se registra, se discute. Y lo que se discute, frena. Llevar bien el control horario es cuidar el tiempo, el trabajo y a las personas.

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