sistemas de controles de acceso

 

A la vez que se impone cada vez más el uso de la tecnología biométrica en los sistemas de control de acceso, la tecnología de radiofrecuencia (RFID) en tarjetas, ya sean éstas con etiquetas  (tags) pasivas o activas, continúa siendo una herramienta muy extendida. Repasando los tipos de sistemas de control de acceso existentes en el mercado y dejando por esta vez a un lado los biométricos, encontramos varias opciones donde la tecnología RFID es aplicable.

  • Sistemas autónomos : Controlan una sola puerta y son los indicados para un control de acceso básico. Con un único lector se puede dar de alta a muchos usuarios. Son sencillos de instalar y gestionar.
  • Sistemas centralizados: Se gestionan múltiples accesos a través de un sistema centralizado que lleva el control, recopilando información de entradas, salidas e incidencias y posibilitando generar informes.
  • Sistemas distribuidos: Controlan varias puertas desde un mismo puesto mediante tecnología de radiofrecuencia. No necesitan cableado y son apropiados para un recinto con múltiples entradas.
  • Sistemas inalámbricos:  De instalación rápida, se adaptan a cualquier sistema. Al no necesitar cable, no requieren obra y su gran variedad permite encontrar una solución para cualquier situación o sistema de control de acceso.
  • Control de accesos en la nube: La nueva tecnología posibilita tener el control de los accesos de una empresa o negocio en el teléfono móvil, ordenador o tablet, manejando un control total de lo que ocurre en estos espacios, pudiendo abrir o bloquear puertas y conocer cualquier problema al instante. Se pueden administrar los  permisos desde la web o desde una aplicación en tiempo real con un panel de control sencillo e intuitivo.

 

Evolución de la tecnología RFID

Entre las opciones RFID, los códigos de barra y las cintas magnéticas dependen del contacto directo con los usuarios. Además los códigos de barra solamente puede ser utilizados una vez y la información contenida en ellos no puede ser actualizada.

La tecnología RFID en las tarjetas de acceso es un paso adelante en relación con las de banda magnética que exigen recorrer el lector manualmente por el lado de la banda. Por eso las tarjetas que incluyen tags (etiquetas) RFID se llaman «de proximidad», y basta con acercarlas al lector para que identifiquen al usuario.

Es interesante analizar la evolución de las etiquetas en el mundo RFID, ya que progresivamente iremos viendo cómo las etiquetas «activas» cobran protagonismo y comienzan a implementarse en sistemas de controles de accesos de personal.

Conozcamos sus clases.

Las etiquetas RFID pueden ser activas, semipasivas (o asistidas por batería) o pasivas. Las pasivas no requieren ninguna fuente de alimentación interna y solo se activan cuando un lector se encuentra cerca para suministrarles la energía necesaria. La gran mayoría de las etiquetas RFID son pasivas, ya que son mucho más baratas de fabricar y no necesitan batería.

Estas etiquetas pasivas no poseen alimentación eléctrica. La señal que les llega de los lectores induce la pequeña corriente eléctrica  suficiente para operar el circuito integrado de la etiqueta, y ésta genera y transmite su respuesta, que puede ser cualquier tipo de información y no solo un código identificador. Su distancia de uso práctico está entre los 10 cm hasta unos pocos metros, según la frecuencia de funcionamiento y el diseño y tamaño de la antena.

 

Nuevas etiquetas (tags) RFID activas para los sistemas de controles de acceso

A pesar de ser más caras, el uso de etiquetas activas es cada vez más común.  A diferencia de las pasivas, poseen su propia fuente autónoma de energía, gracias a la que son capaces de transmitir señales más potentes que las pasivas, por lo que son más eficientes en entornos dificultosos para la radiofrecuencia como el agua (incluyendo humanos y ganado, formados en su mayoría por agua) o el metal (contenedores, vehículos). Los datos de estos tags pueden leerse desde larga distancia transmitiendo en frecuencias de microondas (2,45 GHz).

Veremos una implantación progresiva de las etiquetas activas en sistemas de control de acceso, ya que no dependen del contacto directo con los usuarios ni de colocar las identificaciones cerca del lector como los códigos de barra, cintas magnéticas y lectores de proximidad y superan limitaciones engorrosas que provocan pérdidas de tiempo.